Miércoles 19.
Emprendo mi city tour por Roma. En la mañana con mi mamá nos fuimos con unos vejetes que habíamos conocido el día anterior, que era del mismo grupo nuestro, a recorrer Roma. Partimos en la Piazza Cavour. O sea, ahí nos dejaba el bus gratuito del hotel. De ahí nos fuimos a la Palacio San Angelo. UF!!! no les recomiendo andar de noche por ahi. Terrorífico el edificio. Todavía estaban los lugares donde mataban gente y las piezas de los Papas, que eran lujusísimas. Bue... esa era la casa de los Papas cuando había guerra. De hecho, todavía existe un tunel subterráneo que lo conecta con el Vaticano. Pero no lo pude encontrar, jaja. De ahí nos fuimos a comer rápido, porque a las 14.30 debíamos estar en el hotel por que las minas de Cocha nos iban a pasar a buscar a esa hora para nuestro city tour.
Media hora después osan llegar. El resto de los pasajeros estaban su poco chatos. En especial la mamá del niñito, que no paraba de alegar. El bus se había demorado porque había llegado un grupo del Banco Santander y no se habían querido quedar en su hotel porque no les había gustado. Pero el tour se demoraría aún más en partir porque había que ir a buscar a otros pasajeros a un hotel que estaba lejísimo. Asi que recién a las 16.30 llegamos al Coliseo.
Emilio nos esperaba ahí desde las 3. Dijo que el tour lo íbamos a hacer corriendo porque nos habíamos demorado. De lejos, mi madre dice "¡¡¡Y qué culpa tenemos nosotros. No nos vamos a quedar sin ver las cosas!!!". "No se preocupe señora, si vamos a alcanzar", contestó Emilito.
Claramente vimos todo, pero corriendo. De hecho, sólo nos bajamos al Coliseo, que hay que decir, es espectacular. Sé que puede sonar un poco cliché, pero como que todavía se siente que el Coliseo tuviera vida. O sea, no es como un museo o un edificio en ruinas que está muerto. Ya veía pasar a los soldados romanos y emperadores. A los gladiadores yendo hacia la arena... fuerte.
Desde el bus nos tuvimos que conformar con ver el resto: casa de Nerón, circo romano, plaza de Victor Manuel, etc. Pero de todas formas fue mejor, porque caía una lluvia del demonio... mientras, mi madre me decía que filmara todo, todo lo que decía súper emilito.
Como a las 7 llegamos. Y a las 8 nos fuimos a la Plaza Cavour a comer. Fuimos a la Tratoría El Francesco. No sé por qué razón mi mama quiso pedir, plato y postre al tiro. Pero cuando al mozo le empezó a decir lo que queríamos de postre, el tipo dijo "aaaaaaaaaah, dopo, dopo", y se dio media vuelta y se fue. PLOP!!! jaja.
Jueves 20.
La visita que íbamos a hacer a los museos del Vaticano lo cambiamos por Florencia. Total, lo otro lo podíamos hacer el sábado.
Partimos a las 8, junto con el hinchapelotas y su madre. Para que sepan chiquillos y no les pase lo mismo, el boleto se compra en una máquina. Pero tiene la particularidad de que no dice en qué maldito anden hay que subirse. Bue!, preguntar el anden fue una peripecia inolvidable. El treni salía en 10 minutos y necesitabamos con urgencia saber por donde. Como informaciones tenía una cola gigante no nos quedó otra que preguntar a los mismos empleados, que sin con cueva sabían hablar italiano, menos sabían inglés.... ITALO ESPANGLISH y MIMICA fue nuestra salvación... si parecíamos estúpidos tratando, cada uno, de hacerse entender. "Treni, anden, train, Firenze"... ufff... hasta que lo logramos.
Los boletos eran segunda clase, asi que los huasos jurábamos que era cuestión de subirse a cualquier vagón y senterse donde fuere. Asi que nos apotingamos en el primero, pero no. Nuestros boletos salía que estábamos en el vagón 11, es decir, a la cresta.
Hora y media duró el viaje. Florencia es increible. De hecho, les aseguro desde ya que ese será mi lugar de residencia. La catedral, las calles, la gente... es una ciudad muy moderna, pero todavía tiene ese no se qué campestre o provincial. En verdad, no hay palabras para describir Firenze, como le dicen los italianos.
Ahí fuimos al Duomo, que es la catedral; a la Academia donde estaba el David (ahí hice una fila como de dos horas. Delante mío había un colombiano que vivía en España bastante guapo, así que si ve este blog, que sepa que durante las dos horas de espera, pudimos haber hecho mucho ;) ... jaja ); a la plaza del Signore, donde había muchas esculturas; al Ponte Vecchio. Y todavía faltaba mucho por conocer.
Nos fuimos a las 19.06, porque allá los trenes no parten ni un minuto antes ni un minuto después. Ahora eso sí, nos ubicamos bien y no andubimos corriendo. ¿La fórmula? Ver en el boleto el número del tren y compararlo con las pantallas gigantes donde salía el anden. Simple.
*Pronto otro capitulo